“Trabajo Social familiar.
Transdisciplina y supervisión”
Calvo,
Liliana (comp.). Editorial Espacio, Buenos Aires, 2013. 191 páginas.
La presente reseña
tiene por objetivo analizar algunos aspectos relativos a este libro, por un
lado, y por otro, visibilizar la importancia del mismo para el colectivo
profesional argentino en la actualidad.
La obra aquí reseñada
constituye una compilación realizada por la Lic. Liliana Calvo, y constituye
una colección de artículos producidos por profesionales del Trabajo Social de
diferentes países latinoamericanos y España sobre el trabajo social con
familias. Como lo indica su nombre, se trata de textos que abordan
alternativamente temáticas inherentes a la importancia de la
transdisciplinariedad en el ejercicio profesional actual y a la supervisión
como espacio de resignificación del mismo.
Esta colección es
heterogénea en cuanto a las propuestas interventivas de sus representantes,
pero presenta a la vez una serie de elementos comunes que justifican su
inclusión en este volumen. En efecto, se reivindica aquí la adopción de
enfoques psicosociales tales como la Gestalt y la Óptica Sistémico-Relacional,
en tanto paradigmas que favorecen una comprensión del ser humano, sus
relaciones y la realidad social en general de forma holística a la vez que
permiten direccionar la intervención profesional.
Cabe aclararse que
estos sistemas teóricos no son nuevos en el campo del Trabajo Social, puesto
que ya existe una importante producción biliográfica en torno a los mismos
proveniente de otros países de habla hispana y anglosajones. Sin embargo, su
difusión en Argentina a partir de obras como ésta contribuye con el
enriquecimiento de debates locales.
Desde este ángulo y a
partir de estos modelos teóricos, es que los artículos describen propuestas de
intervención que, lejos de obviar sus contextos culturales de producción y el
carácter determinante de los mismos, bregan por una mirada clínica o
terapéutica para el Trabajo Social. Así es como se trasciende la habitual
estandarización de prácticas vinculadas a la gestión de recursos y/o derivación
de sujetos, para ampliar la mirada hacia el arsenal de recursos del trabajador
social, puesto en juego en su vinculación con los sujetos en los planos
interaccional, emocional y social.
Asimismo, sus aportes
gozan de plena vigencia, por cuanto se referencia la vanguardista legislación
argentina en materia de Salud Mental (coherente a su vez con estos paradigmas),
las potenciales aplicaciones de esta mirada tanto en contextos clínicos como no
clínicos (es decir, institucionales) y el diálogo con los actuales enfoques
críticos en Trabajo Social.
Ahora bien, como se
planteó al principio, las virtudes de esta colección no radican sólo en la
riqueza de producciones que la integran, sino en la visibilización de autoras
clásicas como Mary Richmond, Gordon Hamilton y Virginia Satir, entre otras, que
han fundado la disciplina y hasta cuyos desarrollos pueden rastrearse los enfoques
aquí reivindicados. Esta revalorización de los orígenes profesionales como
fundantes en la constitución disciplinar ha tenido y tiene como máximos
representantes en Argentina a figuras tales como Natalio Kisnerman, Enrique Di
Carlo y Bibiana Travi, por mencionar algunos. Sin duda, esta obra avanza en el
terreno de recuperar el pasado y resignificarlo para poder comprender el
presente y mirar hacia el futuro.
En definitiva, “Trabajo
Social familiar. Transdisciplina y supervisión” constituye una obra que invita
a pensar el ejercicio profesional actual de un modo que quizás no sea el más difundido
o con mejor prensa en los ámbitos académicos argentinos, pero que sin duda
ofrece una interesante alternativa en la que dialogan de forma plural los
marcos socioterapéuticos y los desarrollos clásicos como apuesta por un Trabajo
Social transformador.