El Trabajador Social en Salud Mental
Algunos aportes sobre
el Rol
Lic.Pilmayken Carrara y Lic. Marta Bersten*
El
presente trabajo es producto de una larga práctica desarrollada en distintas organizaciones de Salud Mental y se
centra específicamente en la asistencia.
Consideramos fundamental la conceptualización
del aporte del Trabajo Social en el diseño e implementación de políticas de
prevención y promoción en diferentes dominios de intervención.
1.- CONSIDERACIONES SOBRE LA LEY 448
Uno de
los presupuestos básicos de la Ley de Salud Mental consiste en considerar el
proceso de salud y enfermedad como una
“Construcción social”
¿Que
significa esta formulación?, tal como claramente lo señala el texto de la ley,
la Salud Mental está estrechamente vinculada a la Concreción de Derechos, al
trabajo, a la vivienda, a la seguridad social, a la educación, a un medio
ambiente saludable.
En síntesis la ley
448 asocia la Salud Mental a la calidad de vida de los
sujetos.
El
reconocimiento de la Salud Mental como un proceso determinado histórica y culturalmente
remite inevitablemente a reformular la comprensión de los procesos de salud y enfermedad y requiere de
prácticas terapéuticas acordes a dicha
formulación.
Partiendo
de esta concepción, es desde donde se
propone el trabajo interdisciplinario, la intersectorialidad y el desarrollo
con enfoque de redes, tanto en la asistencia, como en la prevención y en la
rehabilitación, poniendo el acento en la Promoción
de la Salud y reservando la internación, como una modalidad de atención,
aplicable solamente cuando no sean posibles otros abordajes.
Acordamos
con el Dr. Diaz Usandivaras quien en su artículo “La salud social es el principal problema en
la Argentina”, señala: “El concepto de Salud Mental marca una ruptura con la
Psiquiatría. La Psiquiatría está basada
en un modelo de cura y de reparación y
la Salud Mental apunta más a un modelo de crecimiento que está antes de la
enfermedad” y agrega, “Muchos de los
problemas actuales están entre la gente porque ahora ya el conflicto no puede
ser pensado solamente dentro de la mente, sino también considerado en su
interjuego con el afuera en el “entre”.
Deteniéndonos a observar la realidad actual,
veremos por un lado un avance en la
legislación de los derechos ciudadanos y por otro personas agobiadas cuyas emociones dominantes son la impotencia, la incertidumbre, la desconfianza, la pérdida de
esperanza en el futuro, todo ello en el
marco de una enorme desigualdad social.
Retomando el análisis de la ley de Salud Mental cabe destacar, el
modelo participativo que posibilitó incluir en los contenidos de la misma, diferentes perspectivas aportadas por profesionales de distintas
disciplinas, la incorporación de diversos modelos teóricos y el trabajo
compartido con otros sectores, lo que
facilitó un proceso de integración que
se plasmó en los contenidos de la ley y permitió acompañar el proceso
de sanción y reglamentación de la misma,
culminando con la conformación
del Consejo General de Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires.
Para lograr el efectivo cumplimiento de nuevas
legislaciones es necesario lograr un cambio en las estructuras. Lograr estos
cambios es un proceso lento, difícil y demanda la construcción de “Nuevas Prácticas Sociales”, que
requiere la transformación de “Nosotros”, los operadores del campo de
la salud mental. Si bien es difícil llegar a acuerdos conceptuales, mucho más
difícil aún, es traducirlos en un “Trabajo
de Equipo” que permita aprovechar la
enorme posibilidad que ofrece la diversidad (profesional, teórica, de
experiencias realizadas en diferentes contextos) y expresarlas en acciones
concretas, que son a nuestro entender, las que van a permitir avanzar en el
proceso de transformación que la Ley plantea.
2.-ACERCA DE LO SOCIAL Y SOBRE EL ROL PROFESIONAL
La
definición de lo “social” como tal,
plantea múltiples interrogantes en si
misma.
El
proceso por el que nos hacemos humanos se produce en una interrelación con un
ambiente, éste es tanto natural como cultural y social. Su desarrollo como gran parte de su ser están
sujetos a una permanente interferencia socialmente determinada. Al ser la
humanidad variable desde la perspectiva socio-cultural, las maneras de ser y
llegar a ser hombre son tan diferentes como las culturas a las que
pertenece. “La formación del yo, puede
entenderse en relación con el permanente desarrollo del organismo y con el proceso social en el que los otros
significativos median entre el ambiente natural y el humano” (Berger y
Luuckmann) La auto producción del hombre es necesariamente una empresa social
ya que se trata de una construcción conjunta con sus formaciones
socio-culturales y psicológicas.
Al
interrogarnos acerca de cómo surge el orden social, podríamos responder que se
trata de una producción humana constante, es entonces producto de esta
actividad. La realidad cotidiana se construye y reafirma en la interacción con
otros. Desde esta perspectiva, lo más importante para el mantenimiento de la
realidad es el diálogo, “ La vida cotidiana del individuo puede considerarse en
relación con la puesta en marcha de un
aparato conversacional que mantiene, modifica y reconstruye continuamente su
realidad subjetiva” Este concepto lo profundizaremos más adelante. Es
importante señalar sin embargo, que la necesidad del orden social para el
hombre, surge de su propia biología. En cuanto a las causas, permanencia y
transmisión del orden social ( las que no sean planteadas por su biología)
podríamos encontrar explicaciones en la teoría de la institucionalización, sus
alcances y modos, legitimación etc. análisis que obviamente, excede el
propósito de este trabajo que sólo intenta señalar la complejidad que entraña
este concepto.
“Trabajador/a
Social”, de qué hablamos cuando hablamos de este rol en diferentes dominios de intervención y
específicamente en Salud Mental?
La complejidad a la que aludimos, hace que
usualmente sea confuso nuestro lugar profesional.
En el imaginario colectivo el rol del
Trabajador Social aparece asociado a diversas formas de control social, a
adaptación “pasiva” a la realidad, a una suerte de proveedor de recursos en el marco de un trabajo destinado a
sectores pobres de la sociedad cuya finalidad estaría dirigida a paliar,
contener, reparar.
A los
efectos de aportar una adecuada
información nos interesa apoyarnos en la definición que provee la carrera de
Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires (1998) y que al respecto dice;” El
trabajo Social es un disciplina que interviene en situaciones problemáticas
que afectan a diversos actores sociales,
mediante el análisis critico de la realidad. Con la finalidad de contribuir al
desarrollo humano, la afirmación de derechos y el fortalecimiento de las
condiciones de vida de los sectores sociales vulnerables”
Distinción
entre vulnerabilidad y pobreza
Consideramos
importante definir con claridad que entendemos por “vulnerabilidad”y explicitar
que si bien las poblaciones bajo la línea de pobreza están sin lugar a
dudas, expuestas a condiciones adversas, por no contar con un entorno que permita garantizar una calidad de vida satisfactoria,
el concepto de “vulnerabilidad”,
trasciende esta franja social. Al
hablar de vulnerabilidad nos referimos a
la noción de “fragilidad subjetiva” formulada por Emiliano Galende que alude a
determinadas situaciones sociales, culturales, económicas y personales
agregamos nosotros, que crean exigencias
a las que el individuo no logra responder, generando entonces, respuestas
sintomáticas y disfuncionales.
El
concepto de adversidad permite ampliar el marco de comprensión e incluir
numerosas situaciones que colocan a las personas en condiciones de exposición,
nos referimos a diferentes contingencias vitales tales como: enfermedades,
accidentes, pérdidas, separaciones, muerte de algún integrante de la familia,
debacles económicas, desempleo, migraciones, episodios de violencia
intrafamiliar, catástrofes entre otros, que ubican a los sujetos en situación de “vulnerabilidad”.
Acordamos
con la Lic. Tonon quien sostiene que”tradicionalmente ha existido una tendencia
reconocida socialmente, acerca de que los/as trabajadores/as Sociales trabajamos con personas con problemas, en
conflicto o en riesgo, particularmente con aquellos que no cuentan con los
recursos económicos necesarios para satisfacer sus necesidades. Esta tendencia
ha generado una asociación entre el rol del Trabajador Social y ciertos grupos
sociales en forma casi excluyente, así como la asociación entre ciertos grupos
sociales y cierto tipo de problemas
A
nuestro entender la distinción entre pobreza y vulnerabilidad adquiere
relevancia en primer término, a los
efectos de desestructurar la equívoca y peligrosa asociación entre determinado
tipo de problemáticas y sectores sociales pobres.
Respecto
al tema que nos ocupa, desmitificar el desempeño profesional del
trabajador Social asociado exclusivamente a sectores pobres de la sociedad.
3.- SOBRE EL EJERCICIO PROFESIONAL
Los
parámetros establecidos en el articulo 2º de la ley 23.377 que regula el
ejercicio profesional del Asistente o Trabajador Social definen al mismo como “una
actividad esencialmente educativa de carácter promocional, preventivo y
asistencial destinada a atender situaciones de carencia, desorganización o
desintegración social que presentan personas, grupos y comunidades”,
poniendo el acento en los recursos existentes en las personas en los grupos
familiares y en los contextos en que éstas se encuentran insertas.
En relación
a la formulación del carácter educativo inherente a nuestro ejercicio
profesional, nos interesa explicitar
nuestra ubicación respecto al tema.
La
polisemia del vocablo educación hace aconsejable acercar algunas discusiones
que lo atraviesan. Desde una perspectiva adaptativa y exitista se tiende a
considerar la educación como la mediación social e institucional que asegure
una socialización adecuada a los fines de los modelos de realización individual
pautados según los cánones del
pensamiento hegemónico. Sin embargo cabe – y en esta propuesta resulta
más que oportuno – identificar lo educativo como la oportunidad de humanizar a
los sujetos, humanización que importa centralmente favorecer las claves del
conocimiento que les permita devenir
autónomos. Sujetos que al decir de Castoriadis, estén en condiciones de “ayudar
a la colectividad a crear las instituciones cuya interiorización por los
individuos no limite sino que amplíe su capacidad de devenir autónomos” (El
Mundo Fragmentado – Cornelius Castoriadis-
Caronte ensayos- 1993) en ese
marco pueden ser significadas las tareas que prevé la ley con un sentido
constructivo en el que las ‘situaciones’ identificadas sugieran desafíos para
desarrollar una voluntad instituyente.
Continuando
el tema de las incumbencias definidas por la ley, esta establece que las
acciones del profesional en Servicio y/Trabajo social, pueden desarrollarse a
nivel individual familiar, grupal y comunitario tanto en niveles de promoción,
asistencia o rehabilitación y tal como precisa el inciso f) del decreto
reglamentario” estas acciones deberán estar centradas en mejorar los sistemas de
relación y de comunicación” y agrega el inciso h) “Capacitar y orientar a individuos, grupos y comunidades para el empleo
de sus propios recursos en la satisfacción de sus necesidades” tanto en
la tarea a desarrollar como en los equipos de trabajo y en las Organizaciones de las que el
trabajador social forme parte.
4.-ACERCA DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL
Desde estas definiciones establecidas en la
ley nos interesa centrarnos en algunos
conceptos claves para el ejercicio profesional. Tales como: Comunicación, Resiliencia y Trabajo en Red
Comunicación
“Si nos
preguntamos ¿dónde reside el significado de los conceptos sociales: en el
mundo, en la cabeza del que le da significado o en la negociación
interpersonal?, nos sentimos impulsados a contestar que reside en esto último.
El significado es aquello sobre lo cual podemos ponernos de acuerdo o, por lo
menos, aceptar como base para llegar a un acuerdo sobre el concepto en
cuestión. Si estamos discutiendo sobre “realidades” sociales como la democracia
o la igualdad, la realidad no reside en la cosa, ni en la cabeza, sino en el
acto de discutir y negociar sobre el significado de esos conceptos” Jerome
Bruner.
La
riqueza y complejidad que contiene el concepto de comunicación permite su
descripción por una variedad de definiciones y modelos. Si bien se admite su
existencia como obvia, aún no hay consenso en cuanto a su significado, su modo
de operar y el vocabulario que la exprese. Cuando hablamos de complejidad,
hablamos de dificultad para explicar, de enmarañamiento de acciones, de
interacciones y retroacciones y esto es de tal magnitud que nadie, al decir de
Morin, podría captar todos los procesos en curso.
La
síntesis que según Pearce daría cuenta de las visiones que los estudiosos del
tema proponen sería a) vivimos en la comunicación b) la comunicación es más
compleja que lo imaginado hasta ahora y c) es más una forma de pensar que un
artefacto a ser producido o transmitido.
Un
concepto tradicional de comunicación la define como el medio que nos permite
expresarnos, definir y describir el mundo. El construccionismo dice “El
lenguaje construye mundos”, lo social se constituye en el lenguaje y todo fenómeno
social es siempre un fenómeno lingüístico. Esta interpretación del lenguaje
como generativo le otorga la capacidad de crear realidades. Si “consistimos en
una agrupación de conversaciones sociales y estas pautas de comunicación
constituyen el mundo tal como lo conocemos” construiremos distintos mundos de
acuerdo a las distinciones lingüísticas que tengamos y a las conversaciones que
realicemos. Las formas de comunicarse y los modos de ir siendo humano se
determinan mutuamente en un proceso circular donde el cambio se produce en
forma coordinada. El carácter connotativo del lenguaje, nos remite a un mundo de significados compartidos. La
cultura definida como “red de coordinaciones de emociones y acciones en el
lenguaje, configura un modo particular de entrelazamiento del actuar y el emocionar de las personas que la
viven.
Es
por eso que las culturas como modos de convivir humano en lo que lo hace
humano, son redes de conversaciones”
Conversar significa cambiar juntos. En esta
suerte de “danza” que los seres humanos hacemos, vamos coordinando acciones y
creando posibilidades, distintos mundos aparecen con nuestras declaraciones,
peticiones y juicios. Hablamos de mundos sociales, donde las pautas de interacción social se
asemejan a juegos en los que participamos. Juegos preexistentes a nosotros a
los que nos incorporamos y que luego abandonamos sin que esto afecte su continuación.
En esta metáfora, (la del juego) nuestra identidad como personas está
determinada por los lugares que encontramos en
diferentes juegos simultáneos. Este carácter (la participación en varios
juegos a la vez) hace que resulte fácil confundirnos, confusión que deriva de
no darnos cuenta, a veces, que cada juego tiene sus propias reglas y por lo
tanto las que son válidas para unos no lo son para otros.
La estructura conversacional a la par que
mantiene la realidad también la modifica. Podemos considerar la vida de las
personas entonces, en relación con la puesta en marcha de un andamiaje
conversacional que cambia, mantiene y reconstruye en forma permanente su
realidad como sujeto. El diálogo, como libre flujo del significado y fuerza
generadora, recorre y rescribe los diferentes aspectos de la experiencia y
les adjudica un lugar en la realidad, es
la misma fuerza que está presente en el caso de la objetivización lingüística.
Es desde esta perspectiva que el lenguaje construye mundos y es el
diálogo quien actualiza esta eficacia generativa del lenguaje en las relaciones
interpersonales.
Resiliencia
El
concepto de resiliencia alude a la capacidad humana para afrontar, sobreponerse
y ser fortalecido por experiencias de adversidad, logrando una adecuada
tramitación de las emociones dominantes que acompañan las situaciones de crisis
tales como la depresión, la ansiedad, la ira y apelar a la búsqueda de
alternativas mediante el uso de la creatividad.
Si
pensamos a la resiliencia como proceso dinámico entre factores de riesgo y
recursos existentes en el individuo, en las familias y en los contextos micro y
macro sociales descartaremos la idea de resiliencia como un atributo
exclusivamente personal, para si
interpretar como adaptación positiva a la
“adaptación activa y transformadora”.
Esta
Conceptualizacion posibilita la búsqueda de modelos que permitan promover
resiliencia en forma efectiva a nivel de programas sociales que incluyan el
diseño de estrategias programáticas destinadas a promover calidad de vida
saludable.
Las investigaciones en
resiliencia han cambiado la forma en que se percibe al ser humano se ha pasado
de un modelo de riesgo basado en las necesidades y la enfermedad a un modelo de
prevención y promoción que pone el acento en las potencialidades y los recursos
que el ser humano tiene en si mismo y a su alrededor.
En el plano de las intervenciones
psico-sociales, el modelo de resiliciencia ha cambiado la naturaleza de los
marcos conceptuales, las metas, las estrategias y las evaluaciones. En el área
de de las metas de intervención, estas incluyen la promoción de adaptación
positiva al mismo tiempo que previenen problemas específicos o síntomas, buscan
promover procesos de desarrollo humano además del tratamiento de la enfermedad.
Algunos autores consideran que el
enfoque de resiliencia es un aporte a un cambio de paradigma epistemológico ya
que considera al individuo como agente de su propia ecología y adaptación
social. Un individuo que ya no solo
carece y se enferma sino que además es capaz de buscar sus propios recursos y
salir fortalecido de la adversidad
Esto permite investigar y
sistematizar intervenciones de promoción psico-social y adaptación positiva
sobre la base de la cultura específica donde el sujeto está inserto y no sólo a
través de categorías definidas por la psicología dominante
Un enfoque en resiliencia permite
que la promoción de la calidad de vida sea una labor colectiva y
multidisciplinaria”.
Trabajo en Red
El concepto de “Red” alude a una forma de organización
trasversal, con múltiples centros de poder y cuya fuerza y efectividad radica
en la articulación entre las personas
los grupos, las organizaciones y esto
permite elaborar respuestas flexibles y creativas a necesidades
diversas.
Lo que se opone a la lógica de redes son las formas
jerárquicas de organización, la redes no son concéntricas son modos de
organización multicéntricas que favorecen la confluencia epistemológica entre
diferentes ciencias, diferentes disciplinas promoviendo interdisciplinariedad
donde la complejidad de los problemas lo exige.
Cuando nos referimos a la práctica del trabajo en red
concebimos a la misma como la construcción de espacios de interacción abiertos
y efectivos, como un medio de dar una
mejor respuesta a los problemas de la gente articulando con otras redes que la
misma sociedad va armando en forma espontánea ya sea como estrategias de
sobrevivencia o como formas solidarias de convivencia.
Cuando el centro del interés se coloca en la población, en
el destinatario de nuestra actividad profesional, el fortalecimiento de lazos entre
profesionales, entre equipos, entre disciplinas, entre organizaciones y con la comunidad, se constituye en
herramientas privilegiadas que permiten ampliar los márgenes en la resolución
de problemas.
Al decir de Rovere “No se conectan cargos entre si, no se
conectan instituciones entre si, no se conectan computadoras entre si, se conectan
personas. Por eso se dice que redes es el lenguaje de los vínculos, es
fundamentalmente un concepto vincular. El concepto de redes no homogeniza
permite y asume la heterogeneidad y posibilita
imaginar heterogeneidades organizadas”.
Las ideas de vincularidad,
equidad, legitimidad, acuerdo, negociación. paridad, participación subyacen al
concepto de Red, permitiendo considerar el alto valor terapéutico y
transformador que ofrece la cooperación, ya que trabajar en red implica entrar
en vínculos solidarios.
Trabajar en Red,
armar Red, conectar Redes requiere de un
pensamiento, tal como claramente lo expresa
Edgard Morin, que una lo que esta
separado y compartimentado tratando de discernir las interdependencia, un
pensamiento organizador que conciba la relación de la parte con el todo, que en
lugar de aislar los fenómenos los considere en su relación con el medio, que
reconozca su incompletad y negocie con la incertidumbre.
La construcción de la red es un proceso que transita
diferentes etapas:
El reconocimiento y
la aceptación del otro “como un legitimo otro en la convivencia” al decir de
Maturana,
El conocimiento, que define al “otro” como un par, como
interlocutor válido, poseedor de saberes
diferentes que pueden ser complementarios .
De esta forma se van creando las condiciones necesarias para
la construcción de espacios de colaboración
que permitan estructurar vínculos de reciprocidad
Dando lugar a formas sistemáticas y estables de cooperación que irán posibilitando
La Asociación que
profundizará la actividad conjunta y consolidará el armado de la Red.
El Principal enemigo del trabajo en Red según Rovere es la
burocracia que crea compartimentos estancos que atentan contra “la
Interdisciplina, lo interinstitucional, lo intersectorial impidiendo la articulación
con otros” y agrega “ no es que haya burócratas sino comportamientos
burocráticos incorporados en nosotros”
En síntesis el trabajo en Red es
distribución del saber, de poder y del riesgo.
5.-ACERCA DEL
CONSTRUCCIONISMO SOCIAL
(Sobre el Marco teórico)
Si bien
no podríamos considerar un único marco teórico dada la complejidad de los
fenómenos humanos, si podemos afirmar que el “Construccionismo Social” ofrece
herramientas conceptuales que permiten comprender, explicar e intervenir incluyendo
las condiciones familiares y del contexto micro y macro-social. Asimismo
deberíamos destacar que desde esta concepción se considera al
contexto como co-organizador tanto del problema como de la solución.
El
construccionismo social explica los procesos a través de los cuales las
personas describen, explican o dan cuenta del mundo en el que viven. Los
términos con que comprendemos la realidad son artefactos sociales, productos de
intercambios entre las personas situados en un contexto determinado. Esta perspectiva
desafía la base objetiva del conocimiento convencional, cuestionando la
creencia o convicción de que las categorías aceptadas comúnmente están
sustentadas en la observación y garantizadas por ella. El proceso de
entendimiento es la resultante de la interacción y cooperación entre las
personas y no algo determinado de modo automático por las fuerzas de la
naturaleza. Las construcciones de significado han sufrido variaciones
históricas. La investigación da cuenta de cambios de concepción a lo largo del
tiempo que justamente parecen sustentarse en factores histórica y culturalmente
contingentes. Concepciones acerca de la niñez, el matrimonio, la identidad,
personalidad etc. varían según las diferentes culturas. El que un tipo de
comprensión domine sostenidamente se cimenta en las vicisitudes de los procesos
sociales más que en su validez empírica. Pearce y Cronen , teóricos de la
comunicación hablan de la “negociación de la realidad” y otros autores ponen
énfasis en la familia y los medios de comunicación en la contribución a las
formas de interpretación dominantes. “Las formas de comprensión negociadas
tienen una importancia significativa en la vida social.
Esta
ubicación contextual nos sitúa en el desarrollo de la tarea en un espacio y en
un tiempo determinados, diferente al tiempo del inconsciente y es desde esta
perspectiva una de las contribuciones especificas que aporta el trabajador social al equipo de
interdisciplinario.
6.-EL TRABAJADOR SOCIAL EN SALUD MENTAL
A los fines de este trabajo, haremos especial
hincapié en el aporte del Trabajo Social a nivel asistencial, teniendo en
cuenta la siguiente premisa: “La
prevención acompaña cada intervención del proceso terapéutico”
Cada disciplina tiene sus propias estrategias
de evaluación e intervención de acuerdo a sus incumbencias y competencias
especificas, las que luego se integrarán mediante el trabajo de equipo
posibilitando el diseño de estrategias
compartidas.
Entendemos la intervención terapéutica como
un proceso que tiene diferentes etapas y al referirnos al concepto”
terapéutico” hacemos alusión al abordaje y resolución de conflictos a partir de
la construcción de alternativas transformadoras.
1.- Diagnóstico Social
“La
interpretación de signos, símbolos y textos está siempre sujeta a una triple
contingencia, la de los símbolos y textos escogidos, presos de una cultura, la
de su carencia de univocidad significativa y la de la individualidad del
intérprete” P. Ricoeur. Nos parece un texto que expresa acabadamente nuestra
implicancia en cualquier tipo de actividad humana.
El principio de
incertidumbre de Heisenberg determina que el observador altera permanentemente
lo que observa por la injerencia de su acto de observación Un observador
observa a partir de las distinciones lingüísticas que posea, es decir que primero distingue y luego
describe, en tal sentido, toda pregunta, al partir de una distinción, construye
su respuesta, en la misma dirección Laing dice “ aquello que la ciencia
empírica denomina datos, deberíamos llamarlos “captos” ya que en sentido muy
real son seleccionados arbitrariamente por la índole de las hipótesis ya
formadas”En este sentido el terapeuta, al realizar su diagnóstico forma
parte del campo observado por él. Es importante entonces considerar las
consecuencias del hábito epistemológico de las puntuaciones que el observador
realice, no hay posibilidad entonces de una relación lineal. “Los terapeutas
afectan siempre a los sistemas que tratan, lo quieran o no. Del otro lado de la
relación también los sistemas tratados afectan siempre al terapeuta ”De ahí que
cuando en el Trabajo Social utilizamos el concepto de diagnóstico, partimos de
esta concepción y hacemos referencia a algunas hipótesis o cuadros de situación
iniciales que se irán modificando de acuerdo a las conversaciones y
coordinación de acciones que se realicen. Estas hipótesis colaboran en
construir la “realidad” de la situación que abordan, se trata entonces de la
construcción de una realidad compartida por los actores a partir de las
distinciones empleadas. Al tener en cuenta el observador los efectos de su
propia conducta para transformarla, se establece la retroalimentación, de este
modo el equipo tratante no controla la conducta de nadie sino que reflexiona
sobre cómo responden a la suya y la suya responde a la de los demás. Se hace necesario entonces contemplar ambos
lados de las distinciones establecidas por el observador. En auxilio de esta
perspectiva Francisco Varela nos provee
el modo elemental de observar los lados de una distinción: “eso”/ “el proceso
que conduce a eso”, Al considerar las relaciones entre ambos nos aproximamos a
esta lectura
Qué aspectos tomamos en cuenta al elaborar un
diagnóstico social
- Narrativas de la historia personal y
familiar
-
Estructura familiar y sus características dinámicas.
-
Modalidad comunicacional
-Cultura
familiar. (Pautas culturales)
-Discurso
geográfico (vivienda , barrio etc.)
-Inserción
laboral –
-Escolaridad
( nivel de educación formal alcanzado y/o informal )
-Red
vincular social
Información recabada a partir de diferentes recursos
técnicos, tales como:
entrevistas individuales, familiares, grupales, organizacionales.
Ejercicios, dramatizaciones, juegos,
talleres, encuestas etc.
2.-Tratamiento
social (socio-terapia)
La
socio- terapia tiene en cuenta el contexto cultural, social, económico y de
género de las personas que solicitan ayuda profesional. La intervención
social se centra en los procesos culturales y sus patrones de
comunicación.
Desde
esta perspectiva se considera relevante el modo en que la gente atribuye un
significado a su experiencia y así crea “realidades”, considerando que “Las realidades” del mundo social, son
producto del uso lingüístico. Es en las conversaciones donde tanto los
profesionales como sus consultantes, entretejen redes de significados en torno
a los problemas planteados. Extrapolando algunos conceptos de J. Bruner en
relación a la cultura, diríamos que estos espacios (las conversaciones) actúan
como foros en la medida que permiten “negociar “ y “renegociar” los significados y explicar la acción, como
un conjunto de especificaciones para la misma.
Si pensamos la vida como una narración y
recurrimos a la analogía del texto, interpretamos que las personas a través del
relato, organizan su vida y le otorgan sentido. “El conocimiento de sí, es el
resultado de una vida examinada, contada y retomada por la reflexión aplicada a
las obras, a los textos, a la cultura” (P. Ricoeur). En la construcción de estos relatos seleccionan aspectos de su experiencia
dejando de lado otros que permanecen desorganizados y amorfos por no haber sido
contados o narrados. Resulta interesante considerar que el desarrollo de las
vidas y relaciones se realiza, partiendo de la representación de esos relatos.
Esta
forma de intervención terapéutica
consiste en acompañar a las
personas en el tránsito desde los dolorosos relatos centrados en problemas a
relatos de resolución de conflictos que permitan conferir nuevos significados a
la experiencia y estimular respuestas
creativas de cambio. Para ello también es importante identificar los
significados sociales que se atribuyen a distintas situaciones. Cuando el
problema se torna central se tiende a interpretar toda otra experiencia directa
o indirectamente a la luz de aquél
La
inclusión del contexto en la lectura de los fenómenos y procesos permite
incorporar pautas socioculturales de
significados subyacentes, la cultura a la pertenecen las personas, sus
condiciones de vida y género.
El
tratamiento social se centrará
básicamente en activar mediante conversaciones los recursos existentes en las
personas, en el contexto familiar y micro-social del que el sujeto forma parte
y en las relaciones entre el sujeto, la
familia y las organizaciones de ese contexto tales como escuela, trabajo,
grupos de pertenencia ……
El concepto
de Articulación adquiere relevancia en el abordaje del
profesional en trabajo social en cualquier campo en el que este desarrolle su
actividad, considerándose un elemento diferencial del ejercicio profesional.
Entendemos la
articulación como una instancia
superadora del mero intercambio de información, sin desconocer la importancia
y validez de la misma; No obstante,
cuando hablamos del concepto de articulación, nos referimos a la producción de
acciones conjuntas en el marco de la
estrategia definida, en aquellos casos en que lo consideramos necesario y posible.
Necesidad
y posibilidad que estarán definidas como tales, más que por la situación en si,
por el sistema de ideas de aquellos que encaren la tarea a desarrollar.
Cuando hacemos alusión a un sistema de ideas
posibilitador, nos estamos refiriendo a la práctica en el armado de Redes, que
comprende las ya existentes, activándolas, entramándolas y construyendo nuevas.
Es decir estamos hablando de articulación de recursos en una dirección común.
3.-Seguimiento
Desde
el trabajo social se considera como parte del proceso de intervención el
seguimiento de los procesos “concluidos” (la puntuación es arbitraria)
Los
procesos de cambio no sólo requieren de
una intervención específica para lograrlos,
sino que, además, resultan difíciles de sostener en el tiempo.
El
tratamiento desde nuestra perspectiva,
requiere incluir la prevención
desde el inicio del mismo. Una alternativa a la excesiva prolongación en el
tiempo de los tratamientos, consiste en transformar al equipo tratante en
“equipo de consulta” que permita acompañar la consolidación de los cambios
logrados.
En este
sentido se articulan los conceptos de
prevención, asistencia y promoción.
7.-ALGUNAS
CONSIDERACIONES ACERCA DEL TRABAJO EN EQUIPO
La composición interdisciplinaria
de un equipo, a nuestro entender, no garantiza en si misma el
desarrollo de un trabajo en
equipo. Entendemos que este requiere:
- Paridad entre las profesiones.
Esto significa interpretar que cada disciplina tiene un marco teórico,
herramientas técnicas y una experiencia en la práctica que permite ampliar la
lectura de los fenómenos y diseñar niveles de intervención conjuntos y
específicos, ampliando las posibilidades en el abordaje y resolución de las problemáticas
que la clínica plantea.
- La construcción de algunas
ideas básicas compartidas que permitan articular las diferentes visiones y
construir niveles de intervención conjunta que contengan y superen los aportes
particulares.
Si bien, el trabajo en equipo
entre profesionales de la misma disciplina no se cuestiona, si se lo hace con
el trabajo interdisciplinario, donde el temor radica en la pérdida de identidad
profesional. En nuestra opinión se requiere una sólida formación desde la
disciplina para poder aportar desde lo particular y diseñar estrategias conjuntas.
El trabajo en
Equipo no borra las fronteras entre las disciplinas, lo que cambia es la
relación entre ellas. De este modo se logran formas de interacción entre los
profesionales actuantes de mayor simetría. Esto posibilita el desarrollo de una tarea más creativa y
eficiente.
Al igual que el trabajo en Red no
se decreta, se construye. Requiere un cambio en los modelos mentales, que
permita incluir distintas perspectivas y esencialmente aprender a construir una
visión compartida.
Consideramos como aportes diferenciales, aunque no exclusivos, del Trabajo Social en
todos los dominios de intervención:
-La-Lectura de
fenómenos interaccionales
-El entrenamiento
en el estudio e intervención sobre-patrones y estilo comunicacional
- La intervención
a partir de la distinción de diferentes modelos conversacionales
-El entrenamiento
en el armado de Redes
-La inclusión del contexto como
co-organizador
Asimismo pensamos
que el diseño de intervención y la definición de la estrategia de tratamiento
es producto del trabajo del Equipo que
integrará los aportes de las distintas disciplinas tanto en los niveles de
lectura como de acción.
Y siguiendo a Edgard Morin
diremos que “La estrategia se elabora en función de principios y finalidades,
encara diversos escenarios posibles de acción y elige el que le parece más
adecuado. La estrategia modifica en su desarrollo el escenario de la acción en
función de informaciones, reacciones, azares, acontecimientos o instalación
inesperada de obstáculos y se enriquece en la experiencia y aptitud para
responder a la adversidad”
Este modo de pensar los fenómenos
lleva implícito una fuerte apuesta a lo asociativo donde las ideas de acuerdo y
negociación se transforman en impulsoras de la práctica. La conciliación
entendida ésta como el producto del debate argumentado de ideas implica
ubicarse desde un lugar de mirada contenedora, amplia y global, donde los
acuerdos entendidos como promesas compartidas tienen una directa consecuencia
de carácter ético, permitiendo ampliar los márgenes en el abordaje y resolución
de conflictos.
No
queremos finalizar estas reflexiones sin reiterar algo que dijimos al comienzo
y es que si bien el propósito de este trabajo es hacer algunos aportes para la
definición del rol del Trabajador/a.Social en Salud Mental, sólo hemos abordado
el dominio asistencial. Interpretamos, ya lo hemos mencionado, que la
prevención acompaña todo acto terapéutico. Sin embargo, creemos queda pendiente
el análisis y conceptualización de los
procesos de intervención del Trabajador/a
Social, en Prevención y Promoción de Salud Mental.
_Asistente Social ( M.P 1705)
_Psicologa Social ( Primera escuela fundada por Dr. Enrique Pichon
Riviere)
_Terapeuta Familiar (Escuela Dr. Marcos Berstein)
_Mediadora ( Ministerio de Justicia de la Nacion)
Desarrolla su tarea en forma independiente
CAPIA (Centro de Asistencia para la Infancia y la Adolescencia)
1985 hasta la actualidad 2012.
1991 Creacion del Programa interdisciplinario "Redes", hasta la
actualidad 2012.
Mediaciones en el ambito privado.
Integrante del Foro de Profesionales de Salud Mental de la Ciudad de Buenos
Aires
Actualmente integra el comite Cientifico del Congreso Metropolitano
organizado por la Asociacion de Psicologos.